Mamá Busca…”¿Mamá, por qué tengo que dar besos a esta señora?”
De vuelta de las vacaciones paseando por el barrio…
“¡Aiii, que niño más bonito, como ha crecido, ven dame un
besito!
Hijo, vez y dale un besito a la señora Pepita, amiga de la
abuela.

Y de repente se le acerca una cabeza enorme, con una sonrisa
en los labios pero que no sabe quién es, nunca la ha visto, le coge de la mano
y le arranca de las piernas de su madre.
Mira a su Mamá asustado… Su Mamá le empuja a la señora…
Muaac… un beso mojado justo en la frente.
El niño vuelve corriendo a su madre, no llora pero no
entiende que pasa, ¿quién es esta señora?”
Quizá esta situación no sea del todo así, pero me pregunto,
a quién no le ha pasado con su hijo lo de que le pidan un besito (en estos casos
por lo menos tienen la delicadeza de pedir) o se acerquen a los pequeños y sin
más ni menos: Muaac .
Hace mucho he leído, y me sabe muy mal no poder daros la
fuente exacta, no me acuerdo, un artículo sobre este acto, esta invasión de privacidad
que permitimos con normalidad en la vida de nuestros hijos.
¿A ti te gustaría que una persona extraña o que vemos con tan
poca regularidad se acercara y de propiciara un beso en tu frente? ¿Os lo
habéis planteado?
Seguro que si lo pensamos tenemos claro que ni en broma… Es
una invasión a tu espacio vital, a tu privacidad.
Pues imaginaros lo que supone a un niño, que a su corta edad
aún no es capaz de entender las relaciones sociales como la vemos nosotros,
para ellos su mundo se restringe a las personas con quién tiene contacto, Papa,
Mamá, la Abuela, el Abuelo, el hermanito… Si aún no son capaces ni de jugar con
los amiguitos en el parque…
Como podremos inculcar a nuestros hijos que el día de mañana
puedan protegerse de acosos, si cuando son pequeños lo permitimos. Si, quizá
suene un poco exagerado pero no deja de serlo de una manera aprobada por la
sociedad y que cuando somos mayores lo integramos en nuestra vida cotidiana.
Es su cuerpo, su espacio, su voluntad y nosotros permitimos
que personas extrañas, con toda su buena intención, la invadan, lo toquen. Mañana
los que no tengan tan buena intención también lo podrían hacer… Es normal…
Nuestro trabajo como padres es proteger a nuestros hijos,
explicar a la señora Pepita, que Mario es muy tímido y no le gusta dar besitos,
que ya crecerá pero que está muy contento de verla (aquí utilicemos una
mentirita piadosa, seguramente le da igual ver a la señora Pepita), mientras
este en medio de las piernas de Mamá.
Con el tiempo aprenderán, entenderán y serán capaces de
recibir y dar un beso social, como llamo yo a estos besos y contactos físicos a
personas ajenas a su vida y que no representan una respuesta afectuosa y si a
una norma de educación.
Poco a poco hay que introducirles en las relaciones
sociales, cuando sean mayores y puedan entender mejor, explicarles que hay que
saludar, aunque no conozcamos a una persona y contestar cuando te hablan… pero
esto ya será tema para otro post.
¿A vosotros os ha pasado? ¿Habéis vivido esta experiencia
con vuestros hijos?
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